Un legado con
raíces profundas
Todo comenzó en 1920, cuando Rufino transformó este edificio con una visión clara: crear un espacio que fusionara negocios y hospitalidad. En la planta superior, alquilaba habitaciones a los viajeros que elegían Alameda del Valle como su destino de verano, mientras que la planta baja se dividió en dos ambientes con áreas diferenciadas.
En la parte delantera, se habilitó una animada pista de baile, donde los vecinos de toda la sierra se reunían para disfrutar de las mágicas noches de fin de semana. En la zona trasera, Rufino inauguró el Bar Rufino, un rincón acogedor que pronto se convirtió en un punto de encuentro imprescindible.
Tras los años difíciles de la Guerra Civil española, en 1962, Rufino, junto a Pepe, reabrió el bar, trasladándolo a la parte frontal del edificio. Desde entonces, este espacio ha sido testigo del relevo generacional, preservando con orgullo la esencia familiar y la tradición que aún hoy perdura.

RESERVAS
Desde 1920, hemos compartido nuestra pasión por la gastronomía y la hospitalidad. Hoy, te invitamos a ser parte de esta historia.
